¿De dónde procede esa dependencia excesiva de la persona que está a tu lado? ¿Por qué necesitas a alguien para ser feliz?
Las principales causas de la dependencia emocional se gestan en la infancia. Cuando éramos niños no aprendimos a ser autónomos e independientes, y seguimos arrastrando carencias afectivas que no fueron satisfechas en su momento.
De hecho, la persona dependiente emocionalmente suele tener una historia marcada por la carencia de afecto. Durante su infancia, es probable que no haya recibido el cariño que necesitaba por parte de las personas significativas de su vida. En esos años, aprendió que para ser amado, necesitaba cumplir con las expectativas de los demás. Así, poco a poco se fue convirtiendo en un niño en búsqueda de atención, que se esforzaba por hacer las cosas bien, no solo para que le felicitasen sino también para obtener amor.
En muchos casos, las personas con una dependencia afectiva provienen de familias disfuncionales, con padres fríos y distantes emocionalmente o han sufrido un abandono, ya sea físico o emocional, por parte de uno de sus progenitores. Como no se desarrolló un apego seguro durante la infancia, el niño creció experimentando sentimientos ambivalentes, que después proyectará en sus relaciones como adulto.
En otros casos, se trata de personas que han tenido que enfrentarse a numerosos problemas desde pequeños y tienen la idea de que no merecen ser felices. De esta forma, han desarrollado una baja autoestima y creen que necesitan ganarse el reconocimiento de los demás a toda costa. A esto se le suma que, debido a las experiencias de abandono y rechazo, han experimentado la falta de control, por lo que al crecer necesitan controlar a las personas más cercanas, para evitar que estas le abandonen.
Como se sintieron solos y desprotegidos durante la infancia, ahora experimentan ansiedad de separación, miedo al abandono y temor a quedarse solos. En esos casos, la estrategia más común para lograr la seguridad, la protección y el cariño que necesitan, es la sumisión.
Por supuesto, más allá de las experiencias en la infancia, en la base de la dependencia emocional se encuentra una interpretación distorsionada del amor. Para estas personas el amor es sinónimo de admiración, posesión y apego obsesivo, en lugar de un intercambio recíproco de afecto en el que cada parte debe mantener su individualidad y libertad. Para las personas dependientes, amar significa entregarse al otro, hasta el punto de perder la individualidad, no comprenden que el amor maduro es aquel que enriquece a ambos y potencia lo mejor de cada cual.