Psicólogo Acoso Escolar Granada

Qué debemos hacer en caso de Acoso Escolar

El  bullying o acoso escolar no es algo que sucede en un momento determinado, tal y como señalan los estudios. Según una investigación sobre “Acoso y Violencia Escolar en España” el 23.4% de los alumnos matriculados entre segundo de primaria y primero de bachillerato eran víctimas del bullying. Además, un 53.6% de las victimas de bullying acaban padeciendo síntomas de estrés postraumático u otros síntomas como enuresis.

¿Crees que tu hijo o hija podría estar recibiendo o sentirse afectado por tratos de bullying de sus compañeros?

En Celabpsi, ayudamos a niñas, niños o adolescentes que han sufrido o sufren bullying, impulsando su autoestima y confianza perdida.

Lo más importante, es que tú, padre o madre, debes adquirir la confianza necesaria para afrontar un problema que solucionaremos juntos. Todo lo que debes saber sobre los aspectos de el bullying te los contamos a continuación.

Qué es el acoso escolar

El bullying o acoso escolar es una conducta agresiva que ejercen ciertos chicos o chicas hacia algún compañero de colegio con el fin de hacerle daño, humillar o incomodar.

El acoso escolar implica un comportamiento agresivo que se mantiene a lo largo del tiempo y, aunque en un primer momento la víctima puede haber tenido alguna cuota de responsabilidad en el hecho que dio lugar a la violencia, la conducta agresiva se mantiene incluso si el niño ha pedido disculpas ya que el acosador disfruta con esa situación.

Es cierto, que además, en los casos de bullying generalmente se manifiesta una relación desigual ya que la víctima es más débil o no tiene los recursos necesarios para hacerle frente a la agresión pues cree que es incapaz de defenderse o de hacer algo para evitar el acoso.

Ente las formas más comunes de acoso escolar encontramos que:

  • El niño o adolescente es golpeado o empujado con frecuencia por otro/s.
  • Recibe amenazas sobre lo que le podría ocurrir si no sigue las órdenes del agresor o si le cuenta a alguien su situación.
  • Sufre daños frecuentes a sus propiedades o se las roban.
  • Lo ridiculizan constantemente, casi siempre delante de otros niños o adolescentes.
  • Se le excluye de las actividades que normalmente los estudiantes realizan en grupo, para lo cual el acosador suele recurrir a rumores que lo ponen en ridículo.


Destacamos, que ignorar a la víctima y excluirla de las actividades sociales es la forma de maltrato más frecuente, seguida por las agresiones verbales, las amenazas y, solo en última instancia, se llega a la agresión física directa.

Síntomas de acoso escolar

Una forma de pensamiento general entre la mayoría de los padres es creer que, si su hijo o hija fuese víctima del bullying, este se los contaría. Sin embargo, en la mayor parte de los casos no es así. No te culpabilices pensando que se trata de falta de confianza o de que no hayas sabido crear un entorno comunicativo adecuado sino fundamentalmente de que el niño cree que es culpa suya y siente vergüenza por lo que le sucede. En otras ocasiones le amenazan para que no lo cuente. Pero no te alarmes, existen signos que te ayudarán a detectar si tu hijo o hija está pasando por esta situación.

  • Cambios en su estado de ánimo. Puedes observar que está más triste y apagado que de costumbre o que llora sin una razón aparente. También puede encontrarse más irritable, angustiado o muy ansioso.
  • Cambios en su comportamiento habitual. Algunos niños pueden empezar a tartamudear, desarrollar tics nerviosos o tratar de manera más agresiva a sus hermanos u otros niños.
  • Trastornos del sueño. Algunos niños experimentan problemas para conciliar el sueño y otros comienzan a presentar pesadillas o terrores nocturnos, a través de los cuales vuelven a revivir su miedo. Puede apreciarse una regresión a etapas anteriores por lo que los niños más pequeños pueden volver a mojar la cama.
  • Cambios en el apetito. Lo más común es que su apetito disminuya pero en algunos casos puede aumentar, sobre todo si el acosador le arrebata la merienda o el almuerzo en la escuela.
  • Rechaza ir al colegio. A veces el niño se niega directamente a asistir a la escuela pero en otros casos inventa enfermedades para faltar a clase. Cuando se trata de niños mayores o adolescentes, estos suelen ausentarse de clase por lo que a menudo los padres se enteran de la situación a través del maestro. De hecho, aproximadamente el 15% de los niños que faltan a clases lo hacen porque son víctimas del bullying.
  • Pérdida de la autoconfianza. El acoso sistemático hace que el niño pierda la confianza en sus habilidades, lo cual se evidencia de diferentes maneras: puede dejar de tomar la iniciativa o expresarlo a través de frases como “yo no valgo para nada” o “no logro hacer nada bien”.
  • Tiene golpes o arañazos. Los golpes son un signo de que existe violencia. A menudo cuando se trata del acoso escolar, el niño intentará esconder el hecho diciendo que no recuerda como se provocó esos golpes. Es importante que no le presiones demasiado e intentes profundizar para ver si encuentras incongruencias en su historia ya que ante la insistencia de los padres, los niños suelen decir que se han caído. Debes observar las zonas golpeadas porque cuando se encuentra en zonas como el torso, el niño puede evitar quitarse la camisa delante de ti para que no notes la lesión.
  • Regresa con sus objetos dañados. Generalmente el bullying conlleva el daño o incluso el robo de los objetos personales así que será mejor que revises sus pertenencias cada cierto tiempo. En otras ocasiones la señal de alarma salta cuando el niño o adolescente pide más dinero del habitual, lo cual se puede deber a que le han robado el que le has dado o a que lo están extorsionando.
  • Disminuye su rendimiento académico. Para un niño o adolescente preocupado le es complicado concentrarse en las clases por lo que es común que obtenga calificaciones más bajas y que le preste menos atención a los proyectos escolares.
  • Aparecen problemas somáticos. Reprimir las tensiones emocionales y no expresarla, conlleva la aparición de síntomas somáticos. Los más comunes son: dolor de cabeza, náuseas, vómitos, problemas intestinales, enfermedades de la piel y tics nerviosos. En general, estos síntomas se intensifiquen durante la tarde-noche del domingo, que es cuando más nervioso se siente el niño ante la expectativa de que el lunes tendrá que enfrentarse de nuevo al acosador.
  • Abandona actividades que antes le agradaban. Si los acosadores viven cerca, es probable que el niño/a o adolescente prefiera evitar salir a la calle y se recluya dentro de casa evitando aquellas actividades que antes solía disfrutar. También es usual que rehúse acudir a las actividades extraescolares, es probable que te diga que no le interesa, pero el verdadero motivo es que tiene miedo y quiere evitar al acosador.
  • Disminuye el contacto con sus compañeros. Puede llamarte la atención su negación a invitar a sus compañeros de clase a casa o que rehúye compartir con sus amigos. Este comportamiento casi siempre se debe a la vergüenza, lo cual genera un círculo vicioso muy peligroso ya que, al distanciarse de sus amigos, se queda cada vez más supeditado a sus acosadores.
  • Expresa opiniones negativas sobre el colegio, los profesores o sus compañeros. A veces el niño o niña no encuentra una manera adecuada para expresar lo que está sufriendo, pero lo indica a través de frases generales que dejan entrever su dilema, como: “odio a todos los niños o niñas del colegio” o “los profesores son estúpidos”. Otras veces puede pedir ayuda de forma indirecta, quizás contando que un amigo o amiga está siendo víctima del acoso.

En cualquier caso, tenemos que tener en cuenta que, estos signos o síntomas no siempre indican que el niño o niña está siendo acosado, pueden tener su base en otro problema. No obstante, si notas algunas de estas señales, lo mejor es que hables con tu hijo o hija sin presionarle demasiado y que observes los cambios en su comportamiento. Es importante que tenga claro que desde el primer momento cuenta con todo tu apoyo.

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“Si no haces que ocurran cosas entonces las cosas te ocurrirán a ti.” –Robert Collier

Tipos de acoso escolar

Existen muchos tipos de acoso, dependiendo de si trata de ataques físicos, verbales o sociales.

  • Físico. La persona o sus pertenencias sufren agresión física. Ejemplos: abofetear, golpear, recibir patadas, ser confinado en una habitación, extorsión.
  • Verbal. Se insulta verbalmente. Ejemplos: motes, bromas, rumores, cotilleos, comentarios racistas u homófonos.
  • Se excluye al niño/a o joven de grupos o eventos o se le amenaza con cartas, emails, llamadas telefónicas.

El tipo más especial de bullying se debe a los avances tecnológicos, se produce por internet, llamado ciberbullying.

 

El ciberbullying

Es posible que, en ocasiones, el acoso se extiende a Internet, sobre todo cuando se trata de adolescentes y se les permite pasar mucho tiempo conectados a la red. De hecho, se trata de una forma de acoso especial que puede venir acompañada o no de la violencia física en el ámbito escolar pero que causa igualmente profundas heridas emocionales.

El ciberbullying se caracteriza por el envío de materiales dañinos que laceran la imagen del adolescente. En algunos casos pueden llegar a producirse verdaderas peleas en línea pero lo más usual es que el acosador se dedique a enviar mensajes desagradables, insultantes y crueles o que difunda rumores que desvalorizan la imagen de la víctima.

En otras ocasiones el acosador se hace pasar por la víctima para hacerle quedar mal parado o se gana su confianza para que comparta información comprometedora que después difundirá por la red para avergonzarle. La exclusión intencionada de determinados grupos online también es otra estrategia de cyberbullying.

El ciberbullying es más desconocido, pero al contrario de lo que la mayoría de las personas piensas, el ciberbullying es un problema tan serio como el acoso escolar o incluso más ya que la víctima no tiene tregua, se convierte en un blanco durante las 24 horas del día y los 7 días de la semana, lo cual genera un estrés y una tensión constantes que pueden llegar a ser realmente agotadores. De hecho, aunque la víctima no esté conectada, es consciente de que otras personas pueden estar accediendo a los contenidos ofensivos que se han publicado sobre él.

Consecuencias del acoso escolar

No podemos comparar los daños físicos (heridas en el cuerpo) que sanan rápidamente con las consecuencias a nivel emocional, y que estas últimas son más profundas y necesitan más tiempo para cicatrizar. El acoso escolar deja huellas en quien lo padece, sobre todo si no recibe ayuda y sufre en silencio las humillaciones durante mucho tiempo.

Uno de los principlaes riesgos que  corren los niños y niñas que son marginados y acosados es el de abandonar los estudios. El promedio de deserción escolar entre los niños y niñas rechazados es de 2 a 8 veces mayor que el de los niños y niñas populares. Esto se debe a que en muchas ocasiones los niños y niñas no son capaces de diferenciar el concepto de escuela del de maltrato por lo que terminan asociando la institución educativa con las experiencias negativas que han vivido en ella y, como resultado, creen que la solución a sus problemas se encuentra en abandonar los estudios.

Suele ocurrir que la víctima de la violencia escolar comience a desarrollar un profundo desinterés por todo lo que tenga que ver con la escuela, lo cual se traduce en bajas calificaciones. Por lo que se genera un círculo vicioso que le puede conducir a abandonar el colegio. Sin duda, pasar la mayor parte del día en un sitio donde no te es fácil estar o no caes bien a nadie no es sencillo para un adulto, mucho menos para un niño o un adolescente.

Por otro lado, el abandono escolar es tan solo una de las consecuencias del bullying. Diversos estudios demuestran como los niños y niñas que seguían sufriendo la marginación social durante tiempos prolongados, tenían grandes probabilidades de desarrollar un cuadro depresivo.

Otra investigación realizada a más de  1.000 niños/as desveló que quienes habían padecido acoso y aislamiento social durante sus años escolares tenían mayores probabilidades de sufrir algún trastorno mental después de los 18 años. Y es que no recibir ayuda, fomenta el aislamiento aprendido por protección de los niños y niñas victimas de bullying , convirtiéndolos en solitarios crónicos. Y se conoce que este patrón de comportamiento social conlleva consecuencias negativas para la salud mental.

Tratamiento del acoso escolar

Suele ocurrir que las personas acuden al psicólogo solo cuando tienen un problema. Sin embargo, te recomendamos que en el caso del bullying, no esperes a que tu hijo o hija presente dificultades más serias desde el punto de vista emocional o en su comportamiento, pide cita a un profesionales desde el primer momento.

No olvides que los signos más silenciosos son los más importantes, es decir, aunque no existan signos evidentes de daño psicológico, la semillita se encuentra dentro, y es una procesión interna nada sencilla. Como hemos dicho, el niño/a o adolescente suele sentirse tan avergonzado de lo que le sucede que esconde sus sentimientos y no desea demostrar cuánto le ha afectado la situación. Sin embargo, las heridas emocionales se han producido y es necesario cicatrizarlas.

En los casos de bullying el psicólogo es el profesional que ayudara a tu hijo o hija y a ti. Evaluara los daños, ayudara a superar los traumas y además, te facilitara las herramientas necesarias para relacionarte mejor con tu hijo y ayudarlo a afrontar el problema.

En la terapia trabajamos objetivos para mejorar la autoestima y potenciamos las habilidades sociales del niño o niña, ya que como consecuencia de los abusos repetidos, no es raro que comience a desconfiar de sus capacidades y se forme una imagen negativa de sí mismo. Dotando de herramientas para reforzar sus habilidades sociales logramos que responda de manera asertiva ante los problemas que se le puedan presentar, no solo en el ámbito escolar sino a lo largo de toda su vida.

Pero el objetivo más importante de la psicoterapia se centra en ayudar al niño/a o adolescente a superar el trauma. Trabajamos métodos diferentes, adaptados al niño o niña, basados en la terapia cognitivo-conductual. De esta manera, aseguraremos una plena conciencia de las nuevas herramientas aprendidas y la utilizaremos a lo largo de nuestra vida.